Lo que no te mata, te hace más fuerte.

Casi un año después pienso que mereció la pena, que me sirvió de algo, me pude dar cuenta de como era en realidad, que no era quien yo pensaba. Una desilusión, una decepción, si, pero después de todo eso he sacado en claro que me ha servido de mucho. Me ha servido para no volver a confiar plenamente a la primera en alguien, me ha servido para hacerme yo más fuerte y ver que por mi misma puedo conseguir muchas cosas de las que me proponga, me ha servido para abrir los ojos y darme cuenta de que lo que vemos a veces solo es una simple mascara que oculta la realidad, que en muchas ocasiones, no es buena.
Hoy pienso que todo ese dolor me enseño mucho, que las lágrimas que derrame fueron inmerecidas e innecesarias, y sobre todo, que si conseguí superarlo, es porque soy más fuerte de lo que pensaba, o que simplemente, no era tan importante.
Ahora, si paso por tu lado, me verás con una sonrisa bien reluciente.